Observando
la geografía de Guara-Somontano, podemos buscar hasta en los lugares que aparentan
más inhóspitos, para encontrar vida, porque incluso en las paredes de rocas inalcanzables e
inexpugnables se cobijan diferentes plantas, algunas de ellas endémicas, dando como resultado una flora especial,
que debe superar temperaturas bajas en invierno, altas en verano, sequía o gran
precipitación.
Especies
vegetales muy especializadas ocupan
parte de los cantiles y roquedos de la Sierra de Guara y otras, en el
piedemonte viven la aventura del clima mediterráneo-continental.
Plantas como
la Petrocoptis guarensis, que se deja ver en las paredes calizas de
Mascún,Balcés o en el Vero, o la conocida como Oreja de oso (Ramonda Myconi) o
la saxífraga lomgifolia, llamada corona de rey.
Otras especies propias del Pirineo central, también se encuentran en el Parque de Guara, por ejemplo la oreja de oso (Ramonda myconi) o la corona de rey (Saxifraga longifolia) una bella planta de floración
extrema que muere tras el esfuerzo de la fructificación.
La parte norte
del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara cuenta con matices
alpinos, de aquí que se encuentren bosques de hayas (Fagus sylvatica); por el contrario la
vertiente sur es típicamente mediterránea, luciendo zonas de quejigares, encinares, espesos coscojares (Quercus
cocciffera), enebros (Juniperus communis) o el boj (Buxus
sempervirens). Pero... para maravilla de los sentidos, van entremezclados estos bosques, con
zonas de madroños (Arbutus unedo),
conocidos como “alborcereas”.
Los bosques,
especialmente las zonas de pinares, hacen de estos parajes deseados espacios
para los amantes de la micología, encontrando, entre otras setas, el suculento
robellón (Lactarius delidiosus), bien codiciado en las buenas mesas.