domingo, 19 de mayo de 2013

LA LEYENDA DE LAS ABUELAS DE SEVIL

Panorámica desde el Mesón de Sevil (Hoya de Huesca)

Al norte de Alberuela de Laliena y en plena Sierra de Sevil, entre los fantásticos barrancos de Balcés y del Vero, está el Mesón de Sevil; ahora, sólo edificio de un antiguo poblado, que por cierto cuenta con una vista panorámica increíble del Somontano y la Hoya de Huesca.

El poblado de Sevil desapareció hace muchos años, al igual que otros,  como le ocurrió a Las Casas (queda una portada y un conservado arco de medio punto de la iglesia), aldea de la Sierra de Sevil.

Mesón de Sevil






Pues según la leyenda, en Las Casas vivía una pequeña agrupación de vecinos que se vieron azotados por la peste (enfermedad infectocontagiosa que afecta tanto a animales como a humanos y es de gran mortalidad).  Feneció todo el mundo, menos dos mujeres mayores (dos abuelas), que atemorizadas por tantas muertes bajaron a los pueblos colindantes de San Pelegrín, Radiquero y Alberuela de Laliena en busca de cobijo, pero los habitantes de estas localidades ante el miedo de los sucesos no fueron hospitalarios con las dos abuelas, el horror vivido en la aldea de Las Casas los frenó.
Sólo les quedaba dirigirse a Adahuesca, donde las atendieron, ya que existía fuera de sus murallas un hospital.
Como agradecimiento a tales atenciones, las abuelas donaron a esta villa toda la Sierra de Sevil puesto que ellas fueron las dos únicas supervivientes.
Vista del Somontano de Barbastro desde el Mesón de Sevil.
Pidieron que a cambio de tales favores, fueran enterradas en Crucelós, a donde todos los años acude el pueblo de Adahuesca en romería para rezar por sus almas. Esto se sigue haciendo cada 20 de mayo. También dejaron dicho que se debía repartir torta y vino entre los feligreses tras finalizar las oraciones. Por último desearon que un día al año debería repartirse peras entre los niños del pueblo, y se sigue haciendo cada 26 de julio, festividad de Santa Ana, en la llamada Corrida de las Peras. La chiquillería corre por la plaza persiguiendo las peras bendecidas que ruedan por el suelo.

Ya sea realidad o leyenda, lo cierto es que Adahuesca sigue atesorando una tradición ancestral, orgullo también para todos los somontaneses.


Cada 20 de mayo se convierte en una leyenda viva, ya que todos los habitantes de Adahuesca van hasta Crucelós a rememorar la petición de las abuelas.

Crucelós está  a unos dos Km del núcleo urbano de Adahuesca y situado en un punto estratégico, junto a  la cabañera Broto-Mequinenza, en el punto geográfico que confluyen los montes de Alberuela de Laliena, Abiego y Adahuesca. 
CRUCELÓS: Cuando la gente llega a este punto reza y tras los rezos, todos cogen una piedra que lanzan con todas sus fuerzas al montón, donde ahora se observa una cruz.
Hay estudiosos del tema que opinan que este ritual se hace para fijar el alma de los muertos al suelo, para que permanezcan cerca de los vivos,  con el fin de configurar un terreno agrícola fértil y próspero y así conseguir buenas cosechas.


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